Que el mundo está de cabeza, que es un caos, que no se le ve futuro a la humanidad, que el capitalismo, desde hace ya mucho tiempo, no tiene ya nada que ofrecer de bueno al hombre, salvo muerte, hambre, guerras, sangre y cada vez más desigualdad; eso para nadie es desconocido, no se requiere ser hombre de ciencia o erudito para saberlo, el propio sentido común lo siente, lo palpa, lo entiende. Hoy más que nunca la visionaria sentencia de Federico Engels, hecha famosa por la Rosa más Roja de las revoluciones socialistas Rosa Luxemburgo: ¡¡SOCIALISMO O BARBARIE!!, tiene más peso y realidad que nunca, porque ¿qué estamos viviendo sino la plena barbarie?, barbarie que se está profundizando cada vez más, llevándonos a límites de la propia extinción, no solo de nuestra especie, sino de toda forma de vida en nuestro planeta, todo esto ante la imposibilidad real de poder derrotar al capitalismo que es la causa principal de todo y llevar a la humanidad a su salvación, hacia el comunismo, pasando por el socialismo transitorio; nuestro único justificante es el argumento de decir: nadie dijo que era fácil y sencillo, sino todo lo contrario.
No pretendemos dar una explicación del
capitalismo y su forma actual, muchos especialistas lo han hecho y nosotros no
somos especialistas, somos simples mortales que nos interesa que la humanidad,
nuestra humanidad, viva como lo que es, o más bien debe ser: Humana. Pero es
aquí precisamente donde está el verdadero problema ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo lograr
que nuestra humanidad sea humana?
Por todos lados observamos y sentimos lo mal
que están las cosas, lo horrible que es la vida en esta sociedad actual, pero
somos presa de la resignación, de la rutina que nos imponen, de la cotidianidad
de acostumbrarnos a eso que nos dicen es vida, pero que en realidad nada tiene
que ver con eso, la vida en verdad que es otra cosa; pero, ¿Cómo nos lo
explicamos, como lo entendemos, como lo comprendemos?, y más aún ¿Cómo y que
hacemos para que los demás, los mismos como nosotros, también se lo expliquen,
como los hacemos entender, como hacemos para que lo comprendan y marchar todos
juntos por el mismo camino hacia componer y rectificar lo andado y torcido por
unos cuantos en nombre de todos, de toda la humanidad? Precisamente aquí está parte
de la solución, primero habrá que comprender las causas y efectos de los males
que nos da el capitalismo, comprenderlos científicamente, real y objetivamente,
para que podamos compartirlo con nuestros demás, pero ¿cómo hacer esta
importante y difícil tarea, sin dejar de
actuar, de luchar, de vivir la realidad que nos empuja y lleva al abismo?
Resulta que hace más de 160 años un par de
jóvenes alemanes se dieron a la tarea de encontrar las respuestas científicas a
esos males que ya existían y que hoy siguen existiendo, pero grandiosa su obra
que no solo lo hicieron “teóricamente”, desde su escritorio de oficina y su
cómodo sillón (alguien en algún lugar y tiempo invento esa bonita historia, que
muchos la han creído inocentemente), no, la vida y obra de Carlos Marx y
Federico Engels nada tiene que ver con esa bonita, excelente y bien construida
leyenda, su ciencia la construyeron de forma militante, a lado de las mejores
luchas de la clase obrera y trabajadora de la Europa de aquellos tiempos, con
sus buenas y malas y peores, con sus triunfos y derrotas, extrayendo y
sintetizando las mejores experiencias de esas luchas; esto lo olvidan a
propósito muchos actuales y viejos revolucionarios “marxistas”; también
olvidan, y también a propósito, que ni Marx ni Engels dijeron alguna vez, ni
por error, que lo que ellos habían o estaban construyendo fuera algo
definitivo, cerrado, creado de una vez y para siempre, inamovible, anti
dialectico, ¡NO!, nada de eso, pero muchos de forma mañosa tergiversaron las
palabras y los hechos para justificar su adocenamiento, su oportunismo y la
traición a sus maestros y convirtieron en una nueva Biblia la palabra y el
pensamiento de Marx y Engels; esto durante la ya famosa Segunda Internacional y
su trágico desenlace, pero también algunos otros después de la muerte de su
mejor discípulo, Lenin, que nunca dudo en llevar a la práctica las enseñanzas
revolucionarias de sus maestros, y esos supuestos herederos de la obra de Marx,
Engels y Lenin construyeron historias y leyendas todavía más fantasiosas sobre
“sus maestros”, para hacernos creer que fueron seres superiores, casi dioses,
infalibles, sin errores, con super poderes, es decir, todo menos seres humanos,
¿será que querían justificar lo que estaban a punto de hacer e hicieron sin
ningún empacho? Asesinaron la esencia revolucionaria y dialéctica del marxismo,
la ennoblecieron a ojos de sus enemigos, para que no tuvieran nada que temer;
nos dieron trozos ya masticados y digeridos por “especialistas” para que no nos
costara trabajo acceder a esa “manzana prohibida del conocimiento”, pensaron
por nosotros para que no nos tomáramos la molestia de pensar por nosotros
mismos; que gran favor le han hecho a la burguesía, esos nuestros “marxistas de
acero”, crearon una nueva religión, con dioses y santitos acorde a sus
intereses individuales, asesinando y enterrando lo mejor de los mejor que había
dejado y forjado las luchas de clases de los trabajadores en el mundo, por el
simple hecho de que no podían superarlos; enterraron y asesinaron al verdadero
marxismo revolucionario…bueno al menos eso creyeron ellos.
El hecho es que nuestros enemigos de clase,
los capitalistas, sus estados y sus apoyos dentro del propio movimiento
revolucionario, hoy nuevamente están de fiesta, jubilosos, extasiados por “otro
fracaso más” del “socialismo”, después de 25 años de la caída del “socialismo
real”, después del fracaso del “socialismo chino” y actualmente, del tremendo
fracaso del Socialismo del Siglo XXI, del socialismo comunitario, del
socialismo ciudadano y cosas por el estilo, los burgueses nacionales e
imperialistas están contentos porque las ideas de aquellos barbones alemanes y
aquel calvito ruso fracasaron nuevamente, lo que los capitalistas imperialistas
no se atreven reconocer es que en
realidad no es el fracaso del socialismo marxista y revolucionario, los
proyectos e intentos arriba mencionados nada tienen que ver con eso, lo que
paso en la antigua Unión Soviética, después de la muerte de Lenin hoy ya nadie
lo puede negar, fue todo menos el real planteamiento leninista de construcción
de una nueva sociedad basada en el trabajo colectivo, planificado y bien
organizado en bien de los trabajadores, nos pueden fusilar por esto o mínimo
mandarnos al gulag a pasar unas lindas vacaciones, pero es obligación moral de
los revolucionarios observar con mirada crítica y objetiva lo que realmente
paso en la Rusia soviética y todo el campo socialista (tampoco es necesario
profundizar en el tema, hay muchas obras especializadas en ello), con el
objetivo de no volver a cometer los mismos errores. Eso en cuanto al pasado
reciente; pero en cuanto a lo más actual, en cuanto a los procesos de América
Latina, algo muy similar está aconteciendo, en la búsqueda de “nuevas”
alternativas al capitalismo moderno, en la urgencia de encontrar otras “vías”
se han inventado cosas que ahora no se les ve ni pies ni cabeza, los dirigentes
de esos procesos creen fervientemente que pueden derrotar al capitalismo en su
propio terreno y bajo sus propias condiciones y pues estamos viendo las
terribles consecuencias de esos experimentos, que tampoco tienen nada de
nuevos, eso no tiene nada que ver con el socialismo revolucionario marxista,
eso es reformismo ni más ni menos. ¿Es que acaso el marxismo es una receta de
cocina? Claramente no, pero lo que sí creemos es que el marxismo nos ha dejado
a lo largo de su desarrollo líneas generales que debemos aplicar de forma
creadora y creativa en nuestras realidades concretas, el mejor ejemplo de ello
ha sido Lenin con el Partido Bolchevique en la Revolución Rusa, donde como
dijera Antonio Gramsci se hizo una revolución contra El Capital, donde
independientemente de cómo se originó y desarrollo el proceso revolucionario,
lo que los marxistas rusos sabían perfectamente, y de hecho así lo hicieron,
era que debían derrotar y destruir de un solo golpe o al menos lo más rápido
posible los puntales económicos y políticos del capitalismo, no jugar a “ganarle”
al capital en su propio terreno (no reformarlo, sino derrocarlo, destruirlo),
con sus propias reglas y con su propio árbitro, y que para poder dirigir ese
grandioso proceso y toda la energía desplegada por las masas trabajadoras que
decidieron tomar en sus manos las riendas de sus destinos, era necesario un
Partido verdaderamente revolucionario y nada de eso tuvo que ver con
dogmatismos o interpretaciones cerradas y absolutas del marxismo
revolucionario; algo parecido aconteció en China (dejando de lado lo que paso
después y acontece hoy) y en Cuba, solo por mencionar algunos otros ejemplos;
el verdadero problema se presenta cuando hay quienes pretenden “innovar”,
“inventar”, “crear” algo nuevo, partiendo de cero, en una actitud súper
arrogante y presuntuosa de creer y sentir que han “superado” lo “viejo” y
“caduco” y que por lo tanto no lo necesitan, que crean teorías modernas y
posmodernas “superiores” e infalibles, bueno, la historia es cruel e implacable
a la hora de juzgar, no todos tendrán la dicha de ser absueltos por ella, el
problema no es que lo hagan y digan, el problema es que lo hacen y dicen en
nombre de pueblos enteros, de miles o millones de trabajadores que creen
honestamente en ellos como dirigentes de esos procesos, los cuales al final pagarán
sus errores, indecisiones, experimentos mal hechos y todo lo que estamos
presenciando, y sin embargo los pueblos trabajadores siempre tendrán la última
palabra porque son ellos quienes verdaderamente hacen la historia, con o sin
nosotros.
Entonces la cuestión está en saber ¿qué y
cómo hacer?, las respuestas están en el origen, hay que Volver a Marx, he ahí
el verdadero problema, muchos de nosotros fuimos formados tomando “atajos” con
el marxismo, porque no había tiempo, porque era tiempo de actuar, porque los
pueblos nos están esperando y no hay tiempo que perder en la teoría, eso que lo
hagan los “intelectuales”, para más fácil hay que leer a Afanasiev, a Nikitin,
a Konstatinov, a Kuusinen, es más sencillo y más rápido (no es malo estudiar a
todos estos autores que mucho han aportado a la formación de muchas
generaciones de revolucionarios en el mundo, el problema es que se suple el
estudio de los clásicos constructores del marxismo revolucionario creyendo que
ya no era necesario, hoy vemos y vivimos las consecuencias de ello), Marx,
Engels y Lenin son muy complicados, muy abstractos, ya estaban viejitos,
vivieron en otros tiempos…no siempre los atajos son buenos, necesitamos
regresar, volver a estudiar y comprender a nuestros maestros, lo que ellos
verdaderamente dijeron y no lo que dicen que ellos dijeron, necesitamos, hoy
más que nunca, regresar a nuestro verdadero origen marxista y leninista y
revolucionario, para poder pensar por nosotros mismos, sin negar la experiencia
anterior, sin dejar de lado las grandes batallas de nuestra clase que están en
la historia y que a propósito hay quienes quieren que olvidemos, para tomarlas
como base y punto de partida, no para copiar ni calcar, sino para hacer
creaciones vivas y verdaderamente revolucionarias, recuperando y reivindicando
a nuestros propios marxistas revolucionarios que ha dado nuestra América Latina
(José Carlos Mariátegui, Julio Antonio Mella, Ernesto Che Guevara, etc.) y
desde las entrañas de nuestros pueblos trabajadores, desde sus verdaderos
intereses, desde sus grandiosas experiencias, desde sus heroicas victorias y
sus terribles derrotas caminar sorteando el camino escarpado y sinuoso hacia la
verdadera humanidad; todo esto siempre será más fácil decirlo que hacerlo, pero
hay que empezar a hacerlo, hay que retomar los caminos trazados y a veces
abandonados, nunca es tarde para rectificar y reiniciar, pero ya sabiendo hacia
dónde y por donde, es de revolucionarios equivocarse y errar, pero es más
revolucionario rectificar y avanzar hacia adelante, sin nunca perder el rumbo,
sin jamás abandonar el origen, hoy es imprescindible Volver a Marx.
VIDEO: MARX EN EL SOHO
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