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jueves, 5 de mayo de 2016

¡¡198 AÑOS DE VIDA, VIVA CARLOS MARX!!






Que el mundo está de cabeza, que es un caos, que no se le ve futuro a la humanidad, que el capitalismo, desde hace ya mucho tiempo, no tiene ya nada que ofrecer de bueno al hombre, salvo muerte, hambre, guerras, sangre y cada vez más desigualdad; eso para nadie es desconocido, no se requiere ser hombre de ciencia o erudito para saberlo, el propio sentido común lo siente, lo palpa, lo entiende. Hoy más que nunca la visionaria sentencia de Federico Engels, hecha famosa por la Rosa más Roja de las revoluciones socialistas Rosa Luxemburgo: ¡¡SOCIALISMO O BARBARIE!!, tiene más peso y realidad que nunca, porque ¿qué estamos viviendo sino la plena barbarie?, barbarie que se está profundizando cada vez más, llevándonos a límites de la propia extinción, no solo de nuestra especie, sino de toda forma de vida en nuestro planeta, todo esto ante la imposibilidad real de poder derrotar al capitalismo que es la causa principal de todo y llevar a la humanidad a su salvación, hacia el comunismo, pasando por el socialismo transitorio; nuestro único justificante es el argumento de decir: nadie dijo que era fácil y sencillo, sino todo lo contrario.
   No pretendemos dar una explicación del capitalismo y su forma actual, muchos especialistas lo han hecho y nosotros no somos especialistas, somos simples mortales que nos interesa que la humanidad, nuestra humanidad, viva como lo que es, o más bien debe ser: Humana. Pero es aquí precisamente donde está el verdadero problema ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo lograr que nuestra humanidad sea humana?
   Por todos lados observamos y sentimos lo mal que están las cosas, lo horrible que es la vida en esta sociedad actual, pero somos presa de la resignación, de la rutina que nos imponen, de la cotidianidad de acostumbrarnos a eso que nos dicen es vida, pero que en realidad nada tiene que ver con eso, la vida en verdad que es otra cosa; pero, ¿Cómo nos lo explicamos, como lo entendemos, como lo comprendemos?, y más aún ¿Cómo y que hacemos para que los demás, los mismos como nosotros, también se lo expliquen, como los hacemos entender, como hacemos para que lo comprendan y marchar todos juntos por el mismo camino hacia componer y rectificar lo andado y torcido por unos cuantos en nombre de todos, de toda la humanidad? Precisamente aquí está parte de la solución, primero habrá que comprender las causas y efectos de los males que nos da el capitalismo, comprenderlos científicamente, real y objetivamente, para que podamos compartirlo con nuestros demás, pero ¿cómo hacer esta importante y difícil  tarea, sin dejar de actuar, de luchar, de vivir la realidad que nos empuja y lleva al abismo?
   Resulta que hace más de 160 años un par de jóvenes alemanes se dieron a la tarea de encontrar las respuestas científicas a esos males que ya existían y que hoy siguen existiendo, pero grandiosa su obra que no solo lo hicieron “teóricamente”, desde su escritorio de oficina y su cómodo sillón (alguien en algún lugar y tiempo invento esa bonita historia, que muchos la han creído inocentemente), no, la vida y obra de Carlos Marx y Federico Engels nada tiene que ver con esa bonita, excelente y bien construida leyenda, su ciencia la construyeron de forma militante, a lado de las mejores luchas de la clase obrera y trabajadora de la Europa de aquellos tiempos, con sus buenas y malas y peores, con sus triunfos y derrotas, extrayendo y sintetizando las mejores experiencias de esas luchas; esto lo olvidan a propósito muchos actuales y viejos revolucionarios “marxistas”; también olvidan, y también a propósito, que ni Marx ni Engels dijeron alguna vez, ni por error, que lo que ellos habían o estaban construyendo fuera algo definitivo, cerrado, creado de una vez y para siempre, inamovible, anti dialectico, ¡NO!, nada de eso, pero muchos de forma mañosa tergiversaron las palabras y los hechos para justificar su adocenamiento, su oportunismo y la traición a sus maestros y convirtieron en una nueva Biblia la palabra y el pensamiento de Marx y Engels; esto durante la ya famosa Segunda Internacional y su trágico desenlace, pero también algunos otros después de la muerte de su mejor discípulo, Lenin, que nunca dudo en llevar a la práctica las enseñanzas revolucionarias de sus maestros, y esos supuestos herederos de la obra de Marx, Engels y Lenin construyeron historias y leyendas todavía más fantasiosas sobre “sus maestros”, para hacernos creer que fueron seres superiores, casi dioses, infalibles, sin errores, con super poderes, es decir, todo menos seres humanos, ¿será que querían justificar lo que estaban a punto de hacer e hicieron sin ningún empacho? Asesinaron la esencia revolucionaria y dialéctica del marxismo, la ennoblecieron a ojos de sus enemigos, para que no tuvieran nada que temer; nos dieron trozos ya masticados y digeridos por “especialistas” para que no nos costara trabajo acceder a esa “manzana prohibida del conocimiento”, pensaron por nosotros para que no nos tomáramos la molestia de pensar por nosotros mismos; que gran favor le han hecho a la burguesía, esos nuestros “marxistas de acero”, crearon una nueva religión, con dioses y santitos acorde a sus intereses individuales, asesinando y enterrando lo mejor de los mejor que había dejado y forjado las luchas de clases de los trabajadores en el mundo, por el simple hecho de que no podían superarlos; enterraron y asesinaron al verdadero marxismo revolucionario…bueno al menos eso creyeron ellos.
   El hecho es que nuestros enemigos de clase, los capitalistas, sus estados y sus apoyos dentro del propio movimiento revolucionario, hoy nuevamente están de fiesta, jubilosos, extasiados por “otro fracaso más” del “socialismo”, después de 25 años de la caída del “socialismo real”, después del fracaso del “socialismo chino” y actualmente, del tremendo fracaso del Socialismo del Siglo XXI, del socialismo comunitario, del socialismo ciudadano y cosas por el estilo, los burgueses nacionales e imperialistas están contentos porque las ideas de aquellos barbones alemanes y aquel calvito ruso fracasaron nuevamente, lo que los capitalistas imperialistas no se atreven  reconocer es que en realidad no es el fracaso del socialismo marxista y revolucionario, los proyectos e intentos arriba mencionados nada tienen que ver con eso, lo que paso en la antigua Unión Soviética, después de la muerte de Lenin hoy ya nadie lo puede negar, fue todo menos el real planteamiento leninista de construcción de una nueva sociedad basada en el trabajo colectivo, planificado y bien organizado en bien de los trabajadores, nos pueden fusilar por esto o mínimo mandarnos al gulag a pasar unas lindas vacaciones, pero es obligación moral de los revolucionarios observar con mirada crítica y objetiva lo que realmente paso en la Rusia soviética y todo el campo socialista (tampoco es necesario profundizar en el tema, hay muchas obras especializadas en ello), con el objetivo de no volver a cometer los mismos errores. Eso en cuanto al pasado reciente; pero en cuanto a lo más actual, en cuanto a los procesos de América Latina, algo muy similar está aconteciendo, en la búsqueda de “nuevas” alternativas al capitalismo moderno, en la urgencia de encontrar otras “vías” se han inventado cosas que ahora no se les ve ni pies ni cabeza, los dirigentes de esos procesos creen fervientemente que pueden derrotar al capitalismo en su propio terreno y bajo sus propias condiciones y pues estamos viendo las terribles consecuencias de esos experimentos, que tampoco tienen nada de nuevos, eso no tiene nada que ver con el socialismo revolucionario marxista, eso es reformismo ni más ni menos. ¿Es que acaso el marxismo es una receta de cocina? Claramente no, pero lo que sí creemos es que el marxismo nos ha dejado a lo largo de su desarrollo líneas generales que debemos aplicar de forma creadora y creativa en nuestras realidades concretas, el mejor ejemplo de ello ha sido Lenin con el Partido Bolchevique en la Revolución Rusa, donde como dijera Antonio Gramsci se hizo una revolución contra El Capital, donde independientemente de cómo se originó y desarrollo el proceso revolucionario, lo que los marxistas rusos sabían perfectamente, y de hecho así lo hicieron, era que debían derrotar y destruir de un solo golpe o al menos lo más rápido posible los puntales económicos y políticos del capitalismo, no jugar a “ganarle” al capital en su propio terreno (no reformarlo, sino derrocarlo, destruirlo), con sus propias reglas y con su propio árbitro, y que para poder dirigir ese grandioso proceso y toda la energía desplegada por las masas trabajadoras que decidieron tomar en sus manos las riendas de sus destinos, era necesario un Partido verdaderamente revolucionario y nada de eso tuvo que ver con dogmatismos o interpretaciones cerradas y absolutas del marxismo revolucionario; algo parecido aconteció en China (dejando de lado lo que paso después y acontece hoy) y en Cuba, solo por mencionar algunos otros ejemplos; el verdadero problema se presenta cuando hay quienes pretenden “innovar”, “inventar”, “crear” algo nuevo, partiendo de cero, en una actitud súper arrogante y presuntuosa de creer y sentir que han “superado” lo “viejo” y “caduco” y que por lo tanto no lo necesitan, que crean teorías modernas y posmodernas “superiores” e infalibles, bueno, la historia es cruel e implacable a la hora de juzgar, no todos tendrán la dicha de ser absueltos por ella, el problema no es que lo hagan y digan, el problema es que lo hacen y dicen en nombre de pueblos enteros, de miles o millones de trabajadores que creen honestamente en ellos como dirigentes de esos procesos, los cuales al final pagarán sus errores, indecisiones, experimentos mal hechos y todo lo que estamos presenciando, y sin embargo los pueblos trabajadores siempre tendrán la última palabra porque son ellos quienes verdaderamente hacen la historia, con o sin nosotros.

   Entonces la cuestión está en saber ¿qué y cómo hacer?, las respuestas están en el origen, hay que Volver a Marx, he ahí el verdadero problema, muchos de nosotros fuimos formados tomando “atajos” con el marxismo, porque no había tiempo, porque era tiempo de actuar, porque los pueblos nos están esperando y no hay tiempo que perder en la teoría, eso que lo hagan los “intelectuales”, para más fácil hay que leer a Afanasiev, a Nikitin, a Konstatinov, a Kuusinen, es más sencillo y más rápido (no es malo estudiar a todos estos autores que mucho han aportado a la formación de muchas generaciones de revolucionarios en el mundo, el problema es que se suple el estudio de los clásicos constructores del marxismo revolucionario creyendo que ya no era necesario, hoy vemos y vivimos las consecuencias de ello), Marx, Engels y Lenin son muy complicados, muy abstractos, ya estaban viejitos, vivieron en otros tiempos…no siempre los atajos son buenos, necesitamos regresar, volver a estudiar y comprender a nuestros maestros, lo que ellos verdaderamente dijeron y no lo que dicen que ellos dijeron, necesitamos, hoy más que nunca, regresar a nuestro verdadero origen marxista y leninista y revolucionario, para poder pensar por nosotros mismos, sin negar la experiencia anterior, sin dejar de lado las grandes batallas de nuestra clase que están en la historia y que a propósito hay quienes quieren que olvidemos, para tomarlas como base y punto de partida, no para copiar ni calcar, sino para hacer creaciones vivas y verdaderamente revolucionarias, recuperando y reivindicando a nuestros propios marxistas revolucionarios que ha dado nuestra América Latina (José Carlos Mariátegui, Julio Antonio Mella, Ernesto Che Guevara, etc.) y desde las entrañas de nuestros pueblos trabajadores, desde sus verdaderos intereses, desde sus grandiosas experiencias, desde sus heroicas victorias y sus terribles derrotas caminar sorteando el camino escarpado y sinuoso hacia la verdadera humanidad; todo esto siempre será más fácil decirlo que hacerlo, pero hay que empezar a hacerlo, hay que retomar los caminos trazados y a veces abandonados, nunca es tarde para rectificar y reiniciar, pero ya sabiendo hacia dónde y por donde, es de revolucionarios equivocarse y errar, pero es más revolucionario rectificar y avanzar hacia adelante, sin nunca perder el rumbo, sin jamás abandonar el origen, hoy es imprescindible Volver a Marx.

VIDEO: MARX EN EL SOHO